Sorpresa
(De vuelta en Madrid, con un horrible resfriado, haciendo tiempo para la hora de ir a Atocha y tomar un tren hacia Albacete. Mañana no iré a trabajar. Voy a estar enfermo. Lo peor es que ni siquiera va a ser una excusa inventada)
Una sorpresa: De repente, recibí un corto correo electrónico desde el otro lado del océano, de alguien que desapareció de mi vida hace más de dos años, y de quien creía que nunca más volvería a saber. Sólo eso ha bastado para tenerme contento durante un par de días (Se me auguró que recibiría paz. ¿Es así cómo llega? Bonita forma, en verdad), recordando, no con añorananza (hay una frontera, el tan manido