Maravillas
La chica, que no recordaba más que la isla, magia, hechizos, espíritus, descubrió de repente algo nuevo, y exclamó: “O, wonder! How many goodly creatures are there here! How beauteous mankind is! O brave new world, that has such people in’t!”
No, no me gusta este mundo… pero a veces esos ataques de pesimismo, de melancolía, me ciegan.
Es, por ejemplo, el mundo donde Maria Callas cantó las óperas de Puccini. Es a quien que escuchaba hace un minuto. Ahora ha sido sustituida por Bob Dylan.
Y, si miro atrás, contemplo maravillas. Muchas. Escondidas, a veces, en márgenes, en momentos extraños. A veces en viajes, en aventuras. A veces no, a veces a la luz del día, o en una noche en la calle. Están allí.
(Una interrupción: Mi hermano entró de repente en mi cuarto, con unas gafas de sol a las que les faltaba un cristal, una expresión seria… y comenzó a bailar. Y nos echamos a reir.)
Hay maravillas aquí. Pese a todo. Pese a quienes deseen encadenarnos, convertirnos en hombrecillos grises, tristes,
Y es, por encima de todo, el mundo donde ella vive. Y eso ya lo convierte en un lugar inmensamente hermoso, valioso.