Te das cuenta, con el tiempo, que la gente no necesita ser salvada, ni ayudada; que sólo quieren ver el mundo arder, escalar conflictos inexistentes, vivir en un reino imaginario donde grupos terroristas disueltos hace mucho campan a sus anchas y su país está al borde de la ruptura. Que no les preocupa si viven mejor o peor, si están construyendo un mundo mejor, si hay esperanza, sino tan sólo volver a un pasado que nunca existió, revolcarse en sus trapos de colores para consolarse, no tener que ver a nadie que no sea blanco o tenga un acento extraño.